You can fool all the people some of the time, and some of the people all the time,
but you cannot fool all the people all the time.
(Abraham Lincoln)

miércoles, 27 de junio de 2012

Ni primavera ni Revolución. Involución estival

Hace año y pico escribí unas reflexiones aciagas y agoreras respecto de las pretendidas bondades de la Primavera Árabe, la Revolución Verde y todas aquellas utopías miopes quincemeistas. Me acusaron de reaccionario o algo así. Sin embargo en ninguna parte de mi reflexión defendía yo la dictadura civil de Túnez, por ejemplo (más bien “dictablanda” a la manera de alguna nuestra, hispánica, del siglo XX), por muy secularizada que fuera. La libertad es el valor supremo. Sin ella no hay nada.  Incluso por lo que dijo Camus: La libertad no es más que la oportunidad de ser mejor. Y la libertad, como también dice Jean Daniel no se puede separar de la igualdad ni del reparto de la riqueza
Pero mi funesto augurio era que aquella supuesta revolución me temía que acabaría siendo una involución en toda regla, que instauraría teocracias en los países árabes del Magreb al Mahrek.
Algunas de las características de tal intromisión de la religión en la política las conocemos y las seguimos “disfrutando” en países de tradición religiosa cristiana. España es paradigma de cómo la curia pretenden hacer política desde el púlpito. El “In God we trust” del dólar americano dice más que lo que cita. Y así en muchos países de nuestro entorno (Hungría, Suiza…). Pero la secularización iniciada con la Revolución Francesa había sacado al menos a la religión de las leyes penales y de las cuestiones que tiene que ver con los Derechos Humanos. Las Iglesias “occidentales” se “limitan” a entrometerse en defensa de sus intereses ideológico-económicos por otras vías.
¿Qué ocurrirá ahora en Túnez o en Egipto o en el nuevo insurgente Estado “islámico” del Azawad (norte de Malí) con los radicales islamistas?
Morsi, presidente islamista de Egipto, ha dicho: “soy el presidente de todos”. ¿Lo será también de “todas”? Hace casi veinte años casi El Cairo fue testigo de una Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo donde la educación se erigió en el factor clave para que la mujer se liberara del yugo secular y esa libertad fuera el motor del cambio y el desarrollo en los países más desfavorecidos. Si esa educación pasa a ser ahora coránica… ¿qué ocurrirá?
Los Hermanos Musulmanes, con su ideario religioso integrista “Renacer” anuncian una “nueva civilización”. Me temo que no será ni nueva ni civilización cuando la primera alocución del presidente Morsi pareció más un sermón que una investidura.
Insisto, no se trata de criticar allí cuestiones de imagen, simbólicas que aquí acepta nuestra sociedad, como el crucifijo en las tomas de posesión de los altos cargos españoles o el presidente Obama jurando su cargo sobre la Biblia. Se trata de que lo que puede estar ocurriendo en la Primavera Árabe es una involución en toda regla a la que la sociedad civil de aquellos países tendrá que hacer frente con todas las armas de la democracia y de las verdaderas revoluciones contemporáneas para instaurar lo que se demandaba: libertad, democracia, secularización… Esperemos que dentro de muchos años, con perspectiva histórica, podamos decir que lo que se ha abierto en esas latitudes es simplemente un período de Transición que al final alumbre las libertades y derechos humanos que los ciudadanos reclamaban en Tahrir y no teocracias medievales donde la sharia (200 latigazos en Malí del norte por adulterio hace unos días) impere sobre la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Elegir entre el islamismo integrista y el viejo régimen ha frustrado a los verdaderos revolucionarios egipcios. Difícil, perversa elección ha sido esa, al modo de las diferentes maneras de ser ajusticiado del bueno de Javier Krahe… que al final, Inquisición mediante, prefería la hoguera, la hoguera, la hoguera…

2 comentarios:

  1. Querido amigo, que razón tienes. Más allá de comentar el objeto del post, con el que coincido plenamente, me interesa tu reflexión sobre el maximalismo en los pensamientos actuales. Parece que si cuestionas efectivamente el proceso, estás del lado de los tiranos, cuando se equivocan al obviar la complejidad de la situación. Algo similar pasa con la violencia en Euskadi. Creo que se debe a que vivimos en una sociedad express o low cost, una sociedad condicionada por el marketing y el eslogan. Plantear complejidades como esta no vende, cuando en realidad se desea aportar al proceso y ver la realidad desde otras ópticas. Completar el análisis a fin de cuentas. Queremos soluciones sencillas a problemas complejos, como ocurre en este caso. Además de lo que tú planteas, yo hace tiempo, en determinados foros especializados predije el efecto de la primavera árabe en materia de seguridad. Yo efectivamente estoy del lado de los de la libertad y la democracia, algo que consideré en su día compatible con unas predicciones que lamentablemente se han cumplido: el salafismo en Túnez se está convirtiendo en un problema de primer orden (con ataques a centros culturales y amenazas a las figuras más progresistas del país); muchas de las armas de Gadafi han acabado en la Hamada, en manos de grupos terroristas de base islámica; Libia, lamentablemente, afronta un largo proceso de inestabilidad, con el serio riesgo de que surjan conflictos étnicos; y Egipto ahora se replantea el statu quo con Israel, algo que sin duda añadirá incertidumbres a la región; del mismo modo que el MI5 (Agencia de Inteligencia Interior británica) ya ha confirmado que en Siria, Libia y Mauritania se están formando militarmente miembros de grupos radicales que ya han amenazado la seguridad de ese Estado. En fin, a lo que me refiero es que cuando allá por abril de 2011 planteaba estos mismos escenarios, lo hacía desde la defensa de la democracia y la libertades individuales, pero sabiendo que más allá de nuestra pequeña burbuja intelectual y discurso “poche”, no hay respuestas fáciles, ni escenarios ideales, y que mejor es asumirlo que llevarse sorpresas más tarde, algo que lamentablemente seguimos haciendo. Salud compañero,

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  2. Tenéis más razón que un santo (un santo de los de verdá, se entiende, de los de toda la vida, no de estos nuevos santurrones de todo a cien). A nadie con un margen diminuto de sesera se le ocurriría lanzarse al camino con semejantes peregrinos por compañía. Baste auscultar la carta de presentación de los rumbosos HHMM:
    Alá es nuestro objetivo.
    El Profeta es nuestro líder.
    El Corán es nuestra Ley.
    La Lucha es nuestro Camino.
    El Martirio en nombre de Alá nuestra mayor esperanza.

    Suena a ciclo, a repetición, a más de lo mismo, y ya tuvimos suficiente muestra orgánica con el largo gobierno de la Santa Inquisición. No aprendemos. No hay que ser permisivos ni tolerantes en aquella materia que no exige que lo seamos. Por la caridad entra la peste, argumenta el puto refranero, que también dice al respecto del asunto que "Aunque la mona se vista de seda..."
    Los manipuladores del Libro son gente peligrosa. El Libro es un libro, partamos del dato, épica narrativa de la época, glamurosa poética de aquella bárbara contemporaneidad. El Dogma se nos cuela infantil entre la musicalidad de los renglones. Hay que poner en cuarentena el ramo de Verdades reveladas por Dios. Demasiado tufillo humano corre entre los sagrados versos. Libertá y Dogma no son primos hermanos. Mal cabalgan juntos. Restablecer la Sharia, volver al Califato no cuadra con poner en manos del ciudadano sus derechos civiles. Y mejor no hablemos de los derechos de la ciudadana. Pobre ciudadana.
    Nada se puede esperar del dogmatismo de este trio de religiones monoteístas surgidas de un único tronco común. ¿Pero qué deidad cruel puede exigir a su feligrés honoris causa que ascienda al monte y sacrifique a su primogénito en nombre del Señor? ¿Pero qué deidad es ésta tan cardiovascular, tan cromañona? Aquí hay truco humano, suplantación de personalidades, falsificación de firma. Semejante constructor del universo no puede pedir días de permiso para venir al quinto coño del Sistema Solar a deleitarse en enredar con gilipolleces. León Felipe lo tenía claro. La cuna del hombre la mecen con cuentos. Literatura religiosa, poemas místicos. Buen soporte para vender en la Feria del Libro. No se debe basamentar un sistema político en los dogmas que imponga una religión. El asunto quema, repercute y es grave, lo dice Fernando, no se pueden aplicar soluciones sencillas a problemas complejos. Ahora, con el fin del ciclo maya al cuello, sería un buen momento para que Dios hiciera apto de presencia y calmara el ánimo terraqueo poniendo las cosas en su sitio: la Verdá redimida. Eso sí, después de la final de la copa de Europa, el Tour y las Olimpiadas. La exclusiva televisiva costará un pastón. No faltará el anuncio de Coca Cola.

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