You can fool all the people some of the time, and some of the people all the time,
but you cannot fool all the people all the time.
(Abraham Lincoln)

viernes, 18 de agosto de 2017

Politeísmos y monoteísmos

“Cuando era estudiante en la época de los años 1920, nunca me hubiera imaginado que en los setenta todavía habría gente inteligente deseando escuchar y pensar sobre religión” (Joseph Campbell).
Pero puesto que los tiempos son cada vez más medievales y atávicos, por favor, gentes que profesáis más la superstición que la ciencia; gentes que necesitáis la divinidad y no la razón para sobrevivir, puestos a escoger una religión, preferid las politeístas, huid del dios único e infalible.
Explíqueme yo siguiendo con Campbell: “Las dos grandes obras de mitología guerrera en Occidente son la Ilíada y el Antiguo Testamento. Las dos mostraban una especie de mundo en dos niveles: la tierra abajo, donde se llevaban a cabo las guerras; y el cielo arriba habitado por seres divinos. En el caso de la Ilíada, los diversos dioses de su panteón politeísta dieron apoyo a ambas partes (griegos y troyanos), pues allá arriba también tienen sus diferencias como Poseidón contra la voluntad de Zeus, Atenea contra Afrodita y Zeus contra Hera. La fortuna de los ejércitos que luchaban en la tierra dependía de lo que ocurría entre los dioses.
“Pero en el Antiguo Testamento nos encontramos con una mitología que contiene un cielo de muy diferente especie, en donde se halla un poder igualmente diferente; no se trata de un panteón politeísta que favorece a ambos bandos simultáneamente, sino de una única y resuelta deidad, con sus simpatías siempre a favor de una de las partes. Y en consonancia con ello, [los seguidores de tal dios en las luchas terrenales] consideran al enemigo –fuera quien fuese- como si se tratasen de especies infrahumanas, no como un ‘tú’ sino como una cosa, como un ‘eso’ al que hay que exterminar (Deuteronomio 7, 1-6; Deuteronomio 20, 10-18; Josué 6, 21-24; Josué 8, 22-25; Josué 10, 40…),”.
 “Y desde luego, para completar el cuadro, los musulmanes también cuentan en Oriente con su propia mitología de guerra autorizada por su mono-deidad, Alá: el deber de la Guerra Santa, la yihad del sura 2, versículo 216… Algo previsible pues tal mitología está directamente relacionada con la del Antiguo Testamento judeocristiano: los musulmanes reverencian y derivan sus creencias de los mismos profetas que los hebreos. Honran a Abraham y Moisés. Y a Jesús, como profeta. Y según el Corán Abraham e Ismael construyeron el santuario de la Kaaba en La Meca”.
Menudos mimbres. Y en fin, al contrario de la mitología guerrera politeísta de la Grecia antigua, ya desaparecida, estas otras dos mitologías guerreras, la judeocristiana y la musulmana, monoteístas, patentemente crudas, investidas de brutalidad exterminadora, y que sólo buscan la aniquilación del otro, todavía siguen vivas, y enfrentándose entre sí desde el altamente explosivo Oriente Medio hacia todas las latitudes, y pueden hacer volar nuestro planeta: Trump exhorta hoy a los españoles a ser fuertes y duros y a ejecutar a los terroristas de Barcelona con balas bañadas en sangre de cerdo; Abu Bakr al-Baghdadi líder y autoproclamado califa del ‘Estado Islámico’ exige a todo musulmán convertirse en muyahidín (“guerrero que hace la yihad”) y perpetrar salvajes atentados como los de Francia, Bélgica, España…

Lo dicho, por favor, gentes que profesáis más la superstición que la ciencia; gentes que necesitáis la divinidad y no la razón para sobrevivir, puestos a escoger una religión, preferid las politeístas, huid del dios único e infalible, dejad vivir a los demás. Rezad en paz.

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