Por fin se ha consumado algo que tristemente a principios de
2012 ya anuncié que ocurriría. Porca miseria haber sido profeta en mi tierra
esta vez.
Nada más llegar al Gobierno el PP desmanteló la Operación
Campamento que tras 25 años de idas y venidas por fin iba a comenzarse teniendo
el Plan Parcial aprobado y estando la propiedad del suelo en poder de una empresa
pública. Así la propuesta era sostenible, pública, mayoritariamente de vivienda
de protección oficial, aportando además mejoras fundamentales en los accesos en
una zona colmatada de tráfico y otras mejoras de habitabilidad en infraestructuras
públicas en unos barrios claramente más desfavorecidos que otros de la capital
como Chamartín.
Como digo, nada más llegar el PP al poder desmanteló la
Operación Campamento aduciendo que era muy cara e inviable para hacerse desde
la iniciativa pública. Ya entonces denuncié el trasfondo habido, la oculta
verdad.
En Madrid, tras la burbuja urbanística no había “hueco” más
que para una gran operación y a largo plazo. Y de siempre había dos que
competían por ese hueco, la operación pública de Campamento y la privada de
Chamartín… Eliminando a base de ficticias trabas la operación pública se ponía
todo a favor de la privada que prevé la construcción de 17.739 viviendas, pero sólo
un 10% de ellas, 1.774, protegidas, siendo el resto libres a unas medias de
precios superiores a los 4.000 euros por metro cuadrado. El proyecto también
incluye una zona de negocios con rascacielos de oficinas, hoteles y centros
comerciales.
Poco más hay que decir cuando la semana pasada se anunció el
lanzamiento de la Operación Chamartín con la constructora Grupo San José y el
BBVA como principal protagonista, pues el banco es dueño del 75,5 % del suelo.
Quien quiera entender, que entienda.
(Imagen de El mundo.es)
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