A la sombra, negra y podrida, de lo que escuché ayer en una
cena, dicho por un todavía alto cargo
del Estado, escribo como un llanto esto.
Anoche, digo, oí decir que menudo problema lo del barco ese
lleno de negros (sic) que venía para España. Porque resulta que el Aquarius al parecer es un barco de
bandera británica, matriculado… en Gibraltar… ¡anatema! Eso sí que es grave y
no que 629 personas desesperadas vayan a la deriva en medio del Mediterráneo,
expulsadas de todos partes (bueno, de todas todas no, solo de Italia, la octava
economía más boyante del mundo, y de Malta) sin comida ni agua, sin otra
esperanza que su propia dignidad…
Se me ocurre, entonces, que tal vez la solución a la
xenofobia una vez más esté en recomendar lecturas a los patrioteros. Lo mismo
un día suena por casualidad la flauta y sus neuronas se lubrican y hasta
piensan y sienten.
Empiezo entonces esta sección de “Lecturas recomendadas”,
con una dedicada al vicepresidente del Gobierno italiano y ministro del
Interior, Matteo Salvini, que dijo: "No metería nunca a mi hija en una
barca que puede hundirse". (https://www.huffingtonpost.es/2018/06/06/el-vicepresidente-del-gobierno-italiano-no-meteria-nunca-a-mi-hija-en-una-barca-que-puede-hundirse_a_23452111/
).
Y la lectura recomendada es…:
“Marco, de los Apeninos a los Andes”.
Relato breve de Edmundo de Amicis publicado en 1886. Realista
y cruda visión de la emigración italiana de finales del siglo XIX, narra la
historia del sobrecogedor viaje (incluido un mes en barco) de Marco, un niño de
trece años, desde Italia hasta Argentina, en busca de su madre, que sumida en
la pobreza lo había abandonado en Génova dos años antes para emigrar al país
sudamericano.
El que pueda entender, que entienda (Apocalipsis, 3, 22).
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