Queridos contemporáneos. Hay cosas que solo hoy me doy
cuenta que uno, yo en concreto, hereda y las replica en los pobres vástagos del
Libro de Familia, de modo automático, irreflexivo y sin la menor comprobación. Reconozco
que no tengo el carné oficial de padre. Vivir conmigo es como ser cobaya de
laboratorio…
Por ello a vosotros acudo, en esta hora de sorpresas
políticas y filosóficas, buscando la iluminación de la vuestra Razón (pura):
¿Beber con pajita llena el estómago de aire de los niños y
les impide comerse la cena?
¿Es absolutamente indispensable tomarse una medicina
efervescente a toda velocidad porque si no “se le va la fuerza”?
¿Es también necesario beberse de un golpe un zumo recién hecho
para que no pierda las vitaminas?
¿Todo niño que se bañe en el mar o una piscina con menos de
tres horas de digestión sufrirá el corte brusco de la misma?
En fin, decenas más de angustiosos interrogantes me acucian,
pero valgan estos hoy…
¡Salve!
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