Su pensamiento en esta ocasión aborda el tema más acuciante
de nuestra contemporaneidad, la pervivencia o no de la democracia tal y como la
conocemos, desde puntos de vista ontológicos: la geopolítica, la filosofía de
la historia, la literatura, la ciencia ficción, el análisis de la actualidad, la
historia del siglo XX, la filología, la semántica… Todo ello, como es marca
notoria en él, con una inmensamente envidiable claridad y autenticidad en su
discurso, tanto en el fondo como en la forma de su prosa (de la que novelísticamente
hablando buena cuenta teníamos con su magnífica “Swing para un futuro incierto”,
Ed. Evohé, 2018).
Intentar glosar el libro de este puntero pensador y
académico desde mi posición de mero diletante lector sería cosa que causaría
sonrojo. No en vano he de reconocer que el capítulo 2 “La cara oculta de la
luna”, ha quedado precisamente a la distancia de nuestro satélite respecto de
mi cerebro, pues la profundidad del pensamiento filosófico vertido en tal
capítulo, no ha podido traspasar mi (in)capacidad intelectiva en esta parte en concreto
y siempre, que conste, “mea culpa, mea culpa, mea maxima culpa”.
En donde José Manuel ajusta la altura y complejidad de su
pensamiento al lector medio, o sea en los otros seis capítulos, cualquiera
podemos disfrutar y sentir azuzado nuestro espíritu crítico. El último capítulo
“Los replicantes (final)” es una delicia literaria e intelectual, política y propositiva,
arriesgada e insobornable, para enmarcar.
En todo el libro, complejo y luminoso a un tiempo, nos muestra diáfanamente cómo la política
lleva decenios secuestrada por la economía. Corrijo, por “una” economía. Y cómo
se ha producido una jibarización del ser humano reducido a la entidad de homo
economicus. Ahondando en el concepto tristemente creciente de la “miserabilización”
de los humanos (me permito referenciarlo a esta antigua entrada mía: http://elhundimientodelmaine.blogspot.com/2014/04/precarios-guy-standing.html).
Etcétera.
Por ello, me limito a recoger aquí algunas reflexiones (mucha
ellas incómodas para quienes nos pretendemos soldados de la hueste del progreso)
para estimular el apetito de los lectores por el libro completo.
“La falacia de que otro mundo no es posible porque el
sistema que permite el bienestar es único, global y sin alternativa ha obligado
a hacer confluir los modelos ideológicos en alternancia que habían estado
gobernando desde el siglo XIX, de modo que hoy por hoy nos encontramos ante una
indiferenciación real de la ideología, relegándola a la irrelevancia política…
… El ciudadano occidental puede expresar su disconformidad
con el sistema y lo hace, no desde la desesperación del hambriento, sino dese
la necesidad de sentirse único en un mundo que le niega esa individuación y le
obliga a viajar y soñar a través de un paquete turístico todo organizado y
dirigido. Se viste distinto a su vecino /ya la vez igual, de acuerdo con la
moda), adquiere comportamientos sexuales diferenciados y los pone de manifiesto
como lucha; adquiere hábitos alimenticios o religiosos ajenos a su tradición y,
al cabo, es parte del sistema también, porque todo ello no es sino un nicho de
mercado alternativo que le hace sentir bien, diferente…
… Si algo pudo vender Europa alguna vez quizás fue ideas,
pero estas escasean ahora ahogándose en al Acqua Alta de la riqueza; en la
presión del pensamiento único, último eslabón del proceso de anulación del
sistema (la opa hostil al pensamiento), que ha mercantilizado las
universidades, las editoriales, las librerías (hasta las de culto); que ha
ahogado en abundancia de publicaciones irrelevantes a aquellas que algo tenían
que decir; que ha burocratizado la producción de los profesores universitarios,
estandarizado empresarialmente las enseñanzas medias de los ciudadanos,
volviendo irrelevante el pensamiento, expulsando a las humanidades de todos los
lugares donde aún sobrevivían; que ha secado el pozo de las ideas, que ahora
son una recapitulación amable y contemplativa, dorada pero sin garra, de un pasado
que ya no existe…
… Una de las preguntas frecuentes que se hace la prensa
cuando en Europa se produce un atentado cometido por jóvenes musulmanes que
habían nacido ya aquí y habían sido educados –y se divertían y trabajaban, se
drogaban y emborrachaban- con los valores democráticos europeos es: ¿por qué? Las
explicaciones socioeconómicas suelen ser las más fáciles para la izquierda
miope y vienen a decir que barrios como el de Molenbeek, cerca de Bruselas, son
guetos de miseria. Y es verdad, pero la miseria no le convierte a uno en terrorista:
tal vez en revolucionario, en ladrón con causa o en otras cosas, pero no en
terrorista suicida. Muchos belgas, franceses, griegos o españoles no musulmanes
que habitan guetos parecidos no acaban llevando un cinturón de explosivos ni
blandiendo cuchillos o armas de fuego por el centro de la ciudad. La razón no es
esa. La radicalización de esos jóvenes, además, es muy rápida: a lo sumo cuatro
o cinco meses. Algo debe haber que llama la atención de quienes terminan por
cometer esos actos, suicidándose además. No es tan difícil. La economía cuenta,
claro que cuenta, pero no es suficiente. Hace falta la entrada en la intimidad
de la pantalla de Internet de la esperanza y la venganza contra quienes les
mantienen dentro del gueto; de un discurso muy medido, muy pensado, de
propaganda que les permita poder verse en el espejo como los artífices de un
nuevo orden; aquellos que por fin va a
hacer justicia a su pueblo esclavizado, colonizado, ninguneado, al que
han pisoteado sus tradiciones y su religión (aunque ellos no fueran siquiera
buenos musulmanes pocos meses antes de su conversión y martirio). Y esto hay
que tenerlo muy en cuenta porque es el mismo fenómeno que se produjo en
Alemania en los años treinta del siglo XX: el deseo de revertir una injusticia
percibida que mantenía postrados, hambrientos, sin esperanzas y sin orgullo a los alemanes. Ese mismo discurso lo
empleó la propaganda de Goebbels y todavía funciona en la psicología de los
jóvenes musulmanes europeos que acaban radicalizándose como funciona –está empezando
a funcionar- entre los humillados por la crisis y los desencantados con la
democracias estetizadas…
… Quien recorta los derechos en el relato neofascista no es
el capital, sino algo que es mucho más fácil de entender: el otro, el emigrante, porque la explicación
de que esa emigración proceda del estercolero neocolonialista y de los juegos
en el tablero geoestratégico que hemos explicado antes o de un misterio isíaco
al que se le denomina mercado con
reverencia se escapa a su comprensión. La promesa de eliminar impuestos (sin
necesidad de prevenir las consecuencia); el mundo simple y gobernado por hechos
que atañen, no a la economía, sino a elementos periféricos de su tradición (la
caza, la Semana Santa, la tauromaquia, por ejemplo, como ha hecho Vox en Andalucía)
que son la epidermis falsa de la identidad (¿acaso Andalucía es la caza y las
corridas de toros?), tópicos simbólicos que además alcanzan desigualmente a los
votantes, son argumentos perfectamente asimilables por una ciudadanía desplazad
y desubicada en la modernidad no solo tecnológica y económica, sino también imaginariamente…
… Parece ser que Thatcher dijo que su mayor logro político
había sido Tony Blair. La socialdemocracia aceptó sin combatir la imposibilidad
de un relato propio y de un proyecto diferenciado y se simbiotizó con el
neoliberalismos en un constructo social-neoliberal en el que las medidas socialdemócratas
eran diseñadas como trampas por el liberalismo conservador dejando sin horizonte
a los partidos tradicionales socialdemócratas; y el relevo lo tomó entonces una
nueva izquierda universitaria, muy alejada a su pesar del universo simbólico de
esta clase media y trabajadora, obsesionada con el capitalismo sin ofrecer más
que políticas parciales que afectaban a sectores minoritarios (la lucha LGTBI,
movimientos animalistas, ecologismos urbanitas…)… queriendo cambiarlo todo sin
ofrecer respuestas a los problemas cotidianos de los pequeños terratenientes
rurales, de los comerciantes, de los oficinistas, bancarios o profesionales
liberales no intelectualizados…
… Cinque Stelle (sus cinco estrellas designan sus políticas prioritarias:
agua pública, transporte, desarrollo, conectividad y medio ambiente) no es sino
el mejor ejemplo de la política posmoderna, vacía de ideología y constituida
desde un infantilismo caprichoso de universitarios tecnócratas con aire de hípster…
… El voto por Internet o la wikilegislación no son sino un fuego fatuo muy curioso y de apariencia
amable y democrática. Sin embargo, el engaño que esconde es el propio esquema
de pregunta/respuesta, con solicitud de respuestas simples a preguntas simples
(no puede un referéndum plantearse en términos de complejidad semántica o de distinción
de eventualidades o excepciones, y la vida, y las respuestas a los problemas de
este mundo, mucha veces son más complejas que esta infantilización de la
política). Aun así, muchos movimientos estudiantiles, como el Occupy Wall Street
o nuestro 15-M, lo solicitaban, y es común en partidos como los de Le Pen estar
a favor de referenda directos, lo cual desenmascara sus intenciones.
Simplificar el mundo es no entenderlo, pero, sobre todo, es engañar a quien
luego debe habitarlo. Por otro lado, nadie se opone a establecer referenda,
sean estos estructurados tradicionalmente o cibernéticamente, para algunas
cuestiones simples o fundamentales: el peligro es que el abuso y su aplicación
a cuestiones sensibles, complicadas o de necesario consenso se traduce en un
proceso de confrontación dualista en el que se discute solo sobre dos opciones
posibles (cuando siempre puede haber cientos de posibilidades diferentes a esas
dos posturas), lo que acaba por provocar una falta de deliberación que se
oriente al consenso y a resolución pactada del problema y el peligro de degenerar
en una dictadura de la mayoría latente que la propaganda populista puede
manipular a placer…
… La innegable marcha sobre Europa del autoritarismos tienen
una finalidad, y esa no es otra que la imposición de la teologización del
sistema. Contemporizar con ello… no tiene como resultado sino la destrucción de
la democracia, que parece devorarse a sí misma, y esa es la causa de la debacle
de los sistemas bipartidistas… La fragmentación
ideológica de los votantes en toda Europa es fruto de esa necesidad de
individuación de las identidades ansiosas por solidificarse y del aburrimiento
del fin de la historia, rendida al brillo dorado del homo economicus que nos alejó del fascismo y del comunismo.
Reintegrar un antropocentrismo activo es la única estrategia posible para
combatir al leviatán que se levanta y ahora, invirtiéndose los términos, juega él
con Dios…
… La comparación de la web del Partido Republicano y la del
Partido Demócrata. En la del Partido Republicano aparece un documento destacado,
“Principios para la renovación de América”… en la del Partido Demócrata no hay
nada parecido. Al contrario, en la parte inferior de la página de inicio se encuentra,
bajo la etiqueta de la gente, una
lista de enlaces, y cada enlace lleva a un grupo o comunidad separada: las mujeres,
los hispanos, los americanos étnicos (inmigrantes originarios: italoamericanos,
polacoaemericanos…), la comunidad LGTBI, los amerindios, los afroamericanos,
los americanos de origen asiático, los originarios de las islas del Pacífico….
Hay diecisiete grupos y diecisiete mensajes diferentes… La razón por la cual la
izquierda enfoca sus discursos sobre las minorías es que estas son más susceptibles
de ser marginalizadas. Sin embargo, en una democracia, la única manera de defenderlos
(y no solo de adquirir una limpia conciencia y un reconocimiento de estos grupos)
es ganar las elecciones y ejercer el poder durante un largo tiempo en todos los
niveles del Estado, y para ello, la única forma de hacerlo es difundir un
discurso que se dirija al mayor número posible de ciudadanos y que los una. Sin
embargo parece (de acuerdo con Mark
Lilla) que el discurso de la política identitaria de izquierda hace todo lo
contrario… El discurso de la identidad de la izquierda no tienen nada de
proyecto político: se ha convertido en un fervor evangélico. El evangelismo quiere
mostrar la verdad frente al poder, pero la política consiste en tomar en poder
para defender la verdad… (José Manuel Querol) sería aún más radical en el planteamiento
y en mostrar la evidencia del grave error de la socialdemocracia por haberse
perdido en el bosque de los símbolos y de las aspiraciones de grupos y
facciones, por muy legítimas que sea, antes que caminar y explorar la realidad
y hablar a la gente de aquello que puede unirlos. La mujeres, los homosexuales,
los padres de familia, somos más que homosexuales, mujeres o padres de familia:
somos ciudadanos, y a todos nos afecta el reparto de la riqueza, la posibilidad
de generarla y el control de nuestras vidas; y la única manera de que eso
ocurra –y por añadidura se puedan también paliar las desigualdades e
injusticias cometidas con diferentes colectivos y a tender sensibilidades más o
menos heterodoxas- es gobernando desde la mayoría con un discurso sobre la
realidad material y además que este sea comprehensivo…
… ¿Deben tener derecho a voto todos los ciudadanos? La
respuesta sigue siendo sí, primero porque nadie está libre de equivocación… en
segundo lugar, porque si la ciudadanía se equivoca es porque se la ha engañado
con modelos de estetización política y discursos vacíos de contenido real y
porque se le está negando, con argumentos neoeducativos tremendamente
ideologizados y bien pensados estratégicamente, su derecho al pensamiento
crítico: la actuación por impulsos estéticos, por reacción compulsiva o por adoctrinamiento,
trae lo que trae, el motín del pueblo, y quien recoge sus frutos y los madura
es el pensamiento autoritario…
Y así 279 páginas. Para leer en apnea.
[Una sola cosita de nada que, como siempre digo en estos casos,
aporto aquí por el mero hecho de ayudar a las posteriores ediciones: segunda,
décima, vigésimo primera… que deseo tenga este indispensable libro. Hay, creo,
una errata puramente formal, en la página 116. Se atribuye a Billy Wilder un
detalle que en verdad procede de una película de Lubitsch. Como la referencia
acertada a Lubitsch resulta que sí aparece en la página 107, ello confirma que
se trata de un mero error tipográfico. Y en la página 266 juraría que la frase “se
hace llevando al tribunal Constitucional a quienes quieren limitar esos
derechos” debería ser “se hace no llevando…”].
En definitiva, un libro necesario…
Colofón, como decía Einstein: la democracia nos aleja del
caos y de la divinización de un individuo…
(fotografía del
autor en www.cuadernodigital.com)
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