Varias entradas recientemente en los muros de grandes amigos
como Jesús Urceloy o Enrique Gracia Trinidad (también comentarios míos en chats
hace unos días) sobre la agresividad y violencia verbal de demasiados “comentaristas”
de muros que toman feisbuc como si fuera la barra del bar con sus amigotes y se
dedican a soltar lugares comunes, insultos y penosas pseudopiniones propias de iletradas
gentes que en sus vidas sólo han leído titulares de pasquines.
Supongo que hay que hacer como cuando en el bar, sin
quererlo y sin ir con nosotros la cosa, los escuchamos vociferar socarrones sus
insultos y bazofias: irnos al otro lado de la barra o cambiar de bar y seguir
en nuestra vida rodeado de la dignidad y altura moral e intelectual de nuestros
verdaderos amigos.
Pero hoy pensaba en los otros efectos colaterales de feisbuc,
gúgel y toda esta civilización internética en la que vivimos. Supongo que nada
se puede hacer sino convivir con ello. Pero no deja de producirme cierto
desasosiego e inquietud la sensación de que en cuanto tecleo algo en internet
una buena retahíla de gentes y empresas que yo no conozco ni querría conocer se
pone a seguir mis movimientos…

En fin, está claro que en la era de las corruptelas y las
opacidades públicas y privadas, lo único transparente somos los ciudadanos, los
individuos… se ve a través nuestro y todo lo que tenemos por dentro. Queramos o
no.
Sea.
(fotografía de www.fondos10)
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