Hace ya muchos años que diversas funciones propias de la
policía han sido fagocitadas por el sector privado: controles en estaciones y
aeropuertos, alarmas y seguridad domiciliaria y de oficinas… Tal vez sea el
momento entonces de hacer de flaqueza virtud y aprovechar la pasión “privatizante”
y anti sector público.
Es la hora de imponer que los disparatados costes de la
seguridad de todas las actividades concernientes a los partidos de fútbol los
asuman las multimillonarias empresas dueñas de los equipos de fútbol y que no
se prorratee ese gasto con los impuestos de cada ciudadano.
Es inadmisible que mientras los clubes obtienen pingües beneficios
(750,9 millones de euros de ingresos de la temporada 2017/2018 del Real Madrid:
-sin contar traspasos de jugadores- y aumentó su beneficio un 45%), todos y
cada uno de los días de la semana los españoles paguemos gastos como estos: La
seguridad en los partidos de Primera y Segunda le cuesta al Estado 10 millones
de euros al año.
Una actividad privada recurrente y ubicua, por la que unas
empresas cobran entradas no debería sufragar su seguridad con recursos públicos.
Otros acontecimientos deportivos en España no lo hacen. La sangrante excepción se
da en el fútbol y los miles de policías que implican sus actividades.
En Alemania ya han abordado el tema y han condenado a la
liga de fútbol germana a sufragar parte de estos servicios. Los sindicatos españoles
de Policía piden que se haga lo mismo en nuestro país. ¿Habrá tanto coraje entre
los gobernantes y parlamentarios para enfrentarse y meterle un gol por su
debida escuadra a estas poderosas empresas pese al imaginario cultural impuesto
a la mayoría?
Pues justo el otro día buscaba yo las palabras justas para explicar el gasto que no iba a suponer costear el partido del boca contra el river o viceversa, y me hubiera ido genial poder recurrir a tu exposición. Si se me permite responder a la pregunta, diría "no", los goles siempre nos los meten a nosotros.
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